Se acompaña de enrojecimiento facial, eritema generalizado, mialgias difusas,
artralgias, cefalea. Algunos pacientes tienen dolor y enrojecimiento faríngeo.
Son comunes las nauseas, vómitos y a veces diarreas.
La clínica es parecida a otras virosis.
La prueba del lazo o test del torniquete positivo aumenta la posibilidad del
diagnóstico de dengue.
Puede ocurrir sangrado de encías, epistaxis o petequias, sangrado vaginal o
gastrointestinal masivos no son comunes, pero posibles en esta fase.
El hígado puede ser palpable y es frecuente la caída temprana del recuento
de leucocitos.
En esta fase debe monitorearse estrictamente por la defervescencia (determinar con precisión la fecha de inicio de la fiebre) para detectar precozmente la
aparición de los signos de alarma, que son cruciales para reconocer la progresión a la fase crítica.